jueves, 29 de octubre de 2009

Otro septiembre

Las imposiciones de la vida laten al compás de lo cotidiano.
Una forma de ser, de pensar, de hacer y hasta de sentir.
Se libre pero hasta donde te lo permiten. Desde nacer hasta morir.
¿Quién elige?
¿El destino?
Demasiado vago a la hora de analizar los por qué.
Justo o injusto pesan en una balanza desequilibrada.
Nuevas formas que no son bien miradas. Nada refleja lo que una multitud piensa.
¿Quién piensa en multitudes?
El egoísmo reina en la vida cotidiana. Lo rutinario.
Miles de modos que se generalizan para poder comprender. Títulos.
Todo debe interpretarse. ¿Desde dónde?
Será aquel quien carga con su propia subjetividad quien te traduzca a los demás.
Dueños de la verdad. Mentiras que se multiplican. Dudas individuales. Conformismo general.

martes, 27 de octubre de 2009

Casi como creer saber

Cómo pretender que comprendan los pensamientos que se conjugan entre sentimientos, imágenes y recuerdos. Es como soñar estar donde nunca estuviste o querer explicar lo que no viviste.
Cómo pueden interpretar lo que se siente, si cada persona carga con un peso propio en su espalda. Trae grietas de un pasado y tal vez el imaginario de un futuro incierto.
¿Sabes qué querés o sólo querés saber?
Quizás todos sabemos que queremos ese algo borroso que se encuentra adentro tuyo.
Un lugar te corresponde, nadie entiende cual.
En esta vida cíclica, cada uno debe ocupar ese lugar que la sociedad te tiene preparado. Macabramente está planeado que hasta el lugar de pobre, indigente o desahuciado, alguien tiene que llenar.
Cargar con el pensamiento de qué es lo que te corresponde es jugar a la ruleta, es apostar. Esperamos que salga la carta, que el dado caiga en ése número. Te estás sintiendo ganador, la gloria te llena por dentro. ¡¡ALTO!! No te tocó, el rol del ganador estaba al lado tuyo. Justo, ahí tan cerca. Casi fuiste el gran apostador, el vencedor. ¡No te toco, no era tu rol!

Extrañar y sentir se relacionan y se ubican dentro del tiempo. De un reloj sentimental pero también horario. El correr que marca un calendario, se asocia al olvido.
El tiempo pasa, corre, velozmente se aleja de ese ayer que por momentos parece ser hoy.
Tu cabeza marca un ritmo que pocas veces coincide con el presente. El ahora por momentos te remonta al pasado. A otros tiempos que tal vez, en la fecha del día, suenen demasiado lejanos. El tic tac interno no respeta, se olvida de las reglas. Aún recuerda, vive y se siente en aquel relámpago incongruente con la realidad.

¿Qué sentís cuando ves claramente eso que no te gusta? Te das cuenta que está ahí, te está molestando y sabes que querés que salga. Cada vez más cerca, tan cerca que te está tocando. Te alejas lentamente, no querés ni quiera compartir el aire. Ves que es imposible, que ya es tarde para no escogerlo.
Te sacas, realmente estas alterado. Repetiste mil veces la escala del 1 al 10. Querés volver el tiempo atrás y conoces que no existe nada que aun lo haya logrado. Te movés, temblás, sacudís tu cuerpo, parece que bailas.
Nadie puede entenderlo y ojalá no hubiera nadie.
De pronto lentamente te relajas. Ya no era tan feo. Querés todo cerca y que lástima que no hay tanta gente. Pensas en mandar invitaciones. Querés una fiesta, hacer que tu cuerpo baile. Nuevamente te miran. No pueden entenderte pero realmente no te molesta.
Empieza a irritarte. Volvió a ocurrir. Otra vez el cambio de humor. Ahí viene de nuevo, te están sofocando. Sentís que la vida es un círculo y que lamentablemente tu humor esta mareado.
Una historia que alguien “casi como yo” podría haber vivido.

Parece uno no querer volver a tropezar con una piedra. Grande, chica o pequeña según cómo se la viva por dentro. Huellas que en el camino van tapando dificultades que futuramente destapan el problema y recurren al conflicto.
Palabras y más palabras. Solas vagando en el viento. Hechos ausentes que abandonan el sentido. Carencia de entendimiento. Se quiere comprender en el vacío. Queremos culpar con oraciones. ¿Dónde está la realidad?
Vemos o creemos. Nada se sustenta en lo que registra tan solo un sentido. Cargas y más peso siguen confundiendo. Elegimos encerrarnos, nos dictamos una sentencia. Estamos presos de algo que optamos tomar como verdadero.
Convención. Convencimiento. Convencerse. Nadie puede lograr tal actitud sin la intervención del querer, sumado a veces de un querer y perdonar. Querer y olvidar. Querer y soportar. Querer e ignorar. Aceptar convencerse de que estamos convencidos que hemos querido lograrlo.
Salimos del encierro, cumplimos la condena. Seguimos adelante. Perdonamos, olvidamos, recordamos el dolor. Optamos el progreso.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Volando inquieta, leyendo confusiones

El reaccionar ante ciertas palabras claves, frases provenientes de personas ajenas a un sentimiento, a una historia, un saber.
Cargar con el peso de presentir la falsedad de una respuesta expuesta a un público inexperto a la hora de detectar las incongruencias.
Engañar diciendo lo que debería escuchar. Escuchar creyendo que puedo engañar.
Comprobar el éxito de lo reflejado, presentado, manteniéndose en pie por sólo cortos segundos.
Saber que el recorrido acompañado oscurece la obra y delata la verdad.
Máscaras para un día nublado. Atuendos para la oscuridad concurrida, oscuridad popular. Sonrisas pintadas tapando grietas de dolor.
Pulseras que se acompañan de una hora. Es tiempo de hablar, bailar y hasta de decir adiós.
Llegó el momento. El pasar, el correr, el tiempo dio su final. Se debe olvidar.
¿Olvido que recuerdo o recuerdo que tengo que olvidar?
Confusión, clara confusión. No se puede borrar lo que queremos grabar.
Soledad, mentirosa soledad o falsa compañía. Personas cortas, cortas en el tiempo. Individuos de fáciles despedidas, singulares inolvidables.
Mucho, poco. Poco, nadie. Sola, mucho. Yo!